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ELIMINAR METALES PESADOS Y LA FORMA EFECTIVA PARA REDUCIR SU CARGA DAÑINA

  • Foto del escritor: Mundo Natural
    Mundo Natural
  • 15 jul 2019
  • 5 Min. de lectura

Los metales pesados están ahí, presentes en nuestro hogar y nuestro cuerpo. Los obtenemos a través de la alimentación, agua que bebemos, aire que respiramos y también a través de cosméticos y productos de higiene personal cuyas toxinas absorbemos por la piel y el pelo. Los metales se acumulan en el organismo exponiéndonos a nefastas consecuencias.

Aluminio, cadmio, estaño, mercurio, plomo…

Son algunos de los metales pesados a los que estamos habitualmente expuestos. La exposición diaria a los metales pesados es universal.

Ya desde recién nacidos se detectan numerosos metales pesados y toxinas industriales en el cordón umbilical, ya que estos tóxicos se transmiten durante el embarazo.

Muchos expertos sostienen que el auge exponencial de muchas enfermedades, especialmente las no infecciosas, tales como la diabetes, el autismo, trastornos de déficit de atención, etc. podrían estar relacionados con la acumulación de metales pesados y otros tóxicos en el cuerpo.

Es muy normal no ser muy conscientes de la exposición a estos contaminantes, ya que los podemos obtener por las vías más insospechadas…

Podemos encontrar metales pesados en:

· Materiales de cocción (ollas, sartenes y cazuelas, etc.)

· Pescado (especialmente de gran tamaño como el atún)

· Alimentos enlatados

· Cremas solares y cosméticos

· Incluso el agua con la que preparamos la comida contiene metales pesados junto con otros numerosos tóxicos

Lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones… tenemos al enemigo en casa.

Un enemigo invisible con el que convivimos a diario sin darnos cuenta de su riesgo. Es por eso que hemos decidido escribir el artículo de hoy sobre:

· Las consecuencias de los metales pesados

· Su origen (es decir, de dónde vienen)

· De qué forma podemos limitar su exposición

· Y, sobre todo, qué podemos hacer para desintoxicarnos de forma adecuada

1 / EL ALUMINIO

El aluminio es uno de los metales tóxicos más presentes.

· Una sobre acumulación de aluminio afecta a las neuronas, siendo el cerebro donde más se acumula esta sustancia. ¿La consecuencia? Pérdida de memoria y merma de nuestras capacidades cognitivas.

La mayor exposición a este metal la obtenemos a través de los envases: latas de conserva, latas de cerveza, papel de aluminio, etc. Es muy difícil encontrar un alimento que no esté en contacto con este material. Para agravar las cosas algunos alimentos utilizan como aditivo al aluminio, especialmente el sulfato de aluminio conocido bajo el epígrafe E-520 (por asombroso que parezca suele utilizarse en verduras congeladas y en frutas confitadas).

También, y debido a la absurda moda de pintar las tartas de colores, nos encontramos con el E-173 que no es otra cosa que un colorante a base de láminas de aluminio pulverizadas. Este aditivo de aluminio se utiliza para conseguir colorante de colores grises y plateados. Necesarios para colorear y decorar ciertas tartas, normalmente infantiles (con dibujos de Disney y personajes de moda).

El aluminio es igualmente utilizado en antiácidos estomacales como el Omeprazol o MELOX

2 / EL CADMIO

El cadmio es uno de los metales pesados más difíciles de eliminar por nuestro organismo.

Su acumulación acaba concentrándose en el hígado y en los riñones por lo que al final se acaban deteriorando, especialmente los riñones aunque otras partes del cuerpo no se libran de sus efectos, como es el caso de los huesos y pulmones (cuyos trastornos en este órgano pasan desde un edema al cáncer).

La fuente más directa y abundante de cadmio, con diferencia, es el tabaco ya que esta sustancia es utilizada como aditivo en los cigarrillos.

En alimentación sería el marisco y sobre todo las vísceras de los animales los que más cadmio contienen. Los fertilizantes industriales son igualmente otra fuente de cadmio.

3 / EL ESTAÑO

Su acumulación puede dar lugar a corto plazo a migrañas o dolores de cabeza, mareos y vómitos. A largo plazo sus consecuencias van desde los daños hepáticos hasta daño en el cerebro y neuronas. Este metal suele encontrarse fundamentalmente en las soldaduras de las latas de conserva y cañerías de metal antiguas en algunos hogares.

4 / EL MERCURIO

Un sabor metálico en la boca de forma continuada puede ser un síntoma de acumulación de mercurio. ¿Sus consecuencias? Nerviosas. Una exposición al mercurio implica daños neurológicos y en los nervios. El mercurio es una potente neurotoxina.

La forma habitual en la que entra el mercurio en nuestro cuerpo es en forma de metilmercurio (un compuesto tóxico que se forma al degradarse el mercurio en el mar). Como podéis imaginaros llega a nuestro cuerpo debido al consumo de pescado, especialmente peces de gran tamaño y especies depredadoras de otros peces, que van lo acumulando en su interior.

· Atunes, bonitos o pez espada son las piezas que mayor contaminación por mercurio presentan. Es por esto que no se aconsejan durante el embarazo, puesto que el metilmercurio es tan potente que atraviesa la placenta y llega al cerebro del feto, causando daños cerebrales y en el sistema nervioso.

5 / EL PLOMO

Este metal pesado se acumula especialmente en los huesos, con lo cual, en el caso de los niños, es especialmente preocupante debido a su crecimiento.

Las consecuencias de este metal pasan desde la anemia persistente que no se quita con nada, dolor muscular, debilidad, baja estatura en niños, daños en el sistema nervioso y cáncer de hígado.

Como véis muchos metales dañan el sistema nervioso. Esto no es casualidad ya que los contaminantes sienten atracción y se acumulan en los lípidos o grasas del cuerpo (por ejemplo en la grasa del abdomen o la grasa que rodea los órganos).

El cuerpo decide almacenarlos allí como mecanismo de protección ante el riesgo que supondría tener estas sustancias circulando en sangre. Sin embargo, cuando su acumulación es grande, empiezan a abandonar las grasas y se depositan directamente en órganos y tejidos.

· La fuente más común de contaminación por plomo solía ser la gasolina pero desde que se utiliza gasolina sin plomo, la principal fuente de contaminación por plomo son las tuberías de agua (comunes en edificios antiguos).

Estos son algunos de los riesgos y las consecuencias para intentar conscienciaros de este problema pero también hay soluciones.

A continuación os daremos una serie de consejos fáciles de llevar a cabo que os garantizarán limitar el riesgo de acumulación de metales pesados.




¿CÓMO LIMITAR LA EXPOSICIÓN A LOS METALES PESADOS?


· Cuando compres alimentos en conserva escoge siempre que puedas conservas en vidrio, nunca en lata. En la mayoría de los casos, sobre todo en conservas vegetales, existen las dos variantes (y además a un precio similar).

Si no queda más remedio porque tu conserva favorita sólo está en lata fíjate en algo muy importante: No compres nunca latas de conserva que presenten abolladuras o desperfectos. Una lata golpeada en el transporte o en el almacenamiento puede deteriorar el esmalte interior y desprender numerosos metales pesados. También es un buen consejo vaciar la comida de las latas en un frasco de cristal en caso de que no se consuma en el momento.

· Cervezas y refrescos. Si están en botella de vidrio, mucho mejor. Si no, al menos compra sólo las que vayas a usar a corto plazo. Igual que en el caso anterior no comprar latas de refrescos que presente algún tipo de abolladura.

· Limita al máximo el uso del papel de aluminio. Nunca lo uses para el horno. Para poner al horno en contacto con alimentos, lo mejor en papel vegetal apto para el horno. Tampoco es buena idea utilizar los moldes de silicona de colores.

· Evita usar antiácidos con aluminio para el ardor de estómago.

· Tartas serigrafiadas. Evita cualquier dulce, tarta o golosina que presente colores extraños que no son habituales en la naturaleza como plateados, dorados, púrpuras, brillantes, etc. La moda de las tartas que vienen con dibujitos de los personajes de Disney no es buena idea.

· No abuses del paté de hígado, corazón u otras vísceras. La razón es que estos órganos son los que más toxinas acumulan. Consúmelos sólo de forma esporádica y condimenta estos platos con cúrcuma para facilitar su digestión.

Evita el consumo de peces de gran tamaño (son los que más mercurio acumulan). Opta por pescados pequeños como jureles, sardinas, anchoas, boquerones, etc.



 
 
 

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